17 de Noviembre al 27 de Diciembre
Merlo es una ciudad de la provincia de San Luis, nuestra llegada a esa ciudad esta dado básicamente por el destino (podríamos decir) y de la mejor manera. Nuestra idea en un comienzo de quedarnos en alguna ciudad de la provincia de San Luis era ir camino a Mendoza, por lo que según lo que nos indicaba el mapa, “lo ideal”, sería parar en San Luis capital y continuar por al ruta 7, así fue que buscamos un workaway (una de las páginas que venimos utilizando para realizar voluntariado) en San Luis; la cuestión es que recién nos dimos cuenta (viniendo desde Córdoba) que el workaway que teníamos en San Luis no era en San Luis capital si no que era en Merlo, hacía dos meses lo teníamos seguro pero nunca visualizamos eso. La cuestión es que la ruta elige más que uno o el despiste, y termina sucediendo que Merlo es el lugar donde no solo vamos a encontrar y sorprendernos por lo hermoso de su ciudad y su gente, si no que vamos a encontrar a una familia adoptiva maravillosa. Llegamos a Merlo luego de que Mariú nos deje a la media tarde en la radial, entramos en un bus porque hacia mucho calor y a eso de las 18 hs estábamos ya en el Hotel San Luis, nuestra futura casa.
El Hotel San Luis se encuentra ubicado en el barrio “Rincón del Este” a 900 msnm, una zona muy linda nos dijo el chofer del bus cuando le consultamos, y así era, un barrio inundado de verde. Cuando llegamos al Hotel no había nadie en casa, habíamos llamado a Vanina (nuestro contacto) y ella estaba camino a la casa. El Hotel estaba momentáneamente cerrado previendo una re-estructuración y re-inauguración próxima. Nos sentamos en el porche a esperar, cuando ni bien nos rodearon los perros de la casa, Negro, Negra y Wendi; a los diez minutos viene bajando una camioneta roja, la conducía Daniel, con Emilia en la falda y Vanina a su lado y frena en la entrada al hotel, una imagen propia de familia!, bajaron y nos recibieron de maravilla!. Al rato llegan los papás de Vani y su hermana, otras tres personas muy lindas; por lo que seis personas lindas en un par de horas anunciaba que ese lugar sin dudas tenía luz y así fue.
Vanina es Mamá y Nutricionista, en ese orden, pues es una tremenda mamá de Emilia, una bella niña de tan solo un año y meses (la cual nos compró a todos!) y Daniel es primero Papá de Emilia y luego Herrero y estudia sobre plantas aromáticas en la facultad. Son una pareja y una familia muy linda que se cuidan, respetan, enseñan y aprenden mucho siempre. El hotel, tiene el espíritu de un hogar, cocina, comedor y living grandes con muchas mesas y electrodomésticos para producciones de hotel, pero se respira hogar y desde el living se llega un pasillo con muchas habitaciones a ambos lados. Luego el parque, tiene un fondo realmente hermoso, un horno chileno, plantas, frutales de todo tipo, un espacio para cancha de voleibol y al costado una huertita, una parra y más al fondo una piscina y un espacio muy verde, árboles de todo tipo que proyectan unos espacios de sombra que llegan a una hamaca digna para siestas en las tardes, el fondo sigue pero ya no es tan transitable, hay una vertiente y luego un monte muy tupido y es difícil ver el final de ese gran parque entre tanto follaje.
Al día siguiente de nuestra llegada, coordinamos con los chicos que comenzaríamos ayudándolos con el jardín, trabajando 3 horas por día, de 9 a 12 hs y así lo hicimos tan solo por los primeros cuatro días ya que luego sucedieron tormentas diarias y era difícil salir afuera a trabajar; de esa manera es que Vani y Dani, habiendo visto el laburo de Lea, le proponen que intervengamos el hotel con la libertad que él sienta. Vani le contó la historia de la familia y que se inspirara en ella para generar algo y así fue que con toda libertad Lea diseñó un mural de 2,5 metros por 1,5 metros. A su vez los primeros días que paseamos por Merlo llegamos a una verdulería (que cosas del destino nuevamente), charlando con “el verdulero” hasta ese momento, contándole un poco nuestra historia, de donde venimos y que hacemos en el viaje, es ahí que se le ocurre que quizás podríamos hacerle unos carteles para la verdulería trucandolo por mercadería del local, al día siguiente tras consultarlo con su hermano y socio del local, Mario, nos confirma que quieren hacer los carteles, por lo que Pame comenzó esos días a diseñar y luego de que ellos trajeron las pinturas, comenzó a hacer la cartelería para La Herminda, verdulería y dietética de los hermanos Daniel y Mario Zeni. Merlo nos regaló una gran cantidad de amigos, gente sumamente simple y con ganas de generar y sumar. Dani y Mario pasaron de ser los verduleros donde iba Dani y Vani a comprar su verdura a ser nuestros amigos. Ellos nos decían que Merlo tiene una energía especial y a cualquier turista o viajante Merlo o lo atrapa o lo expulsa y que seguramente en breve nosotros veríamos que sentíamos, lo cual evidentemente fue una atracción absoluta con el lugar.
Las primeras semanas fueron de bastante trabajo, entre el mural del hotel, que ya no era hotel si no que estaba poco a poco mutando a otro formato que Vani y Dani estaban creando, y los carteles que Pame venía haciendo para la Verdulería. Pero a su vez mechábamos el trabajo con ir a practicar yoga, Vani nos había logrado un trueque, le regalamos a la profe de yoga un cuadro con el nombre y el logo del local y fuimos un par de clases a tomar con ella, realmente sanador para nuestro cuerpo que venia de cargar tanto peso. También esas semanas íbamos a la verdu a hablar con nuestros nuevos amigos, nos íbamos conociendo cada vez más, los hermanos son unos hombres muy trabajadores y soñadores, amantes de los viajes, amantes de Merlo, con ganas de viajar y con ganas de generar, transmitían una buena energía y compartíamos tardes en la verdu, era difícil ir a comprar algo sin quedarse un buen rato de charla con ellos.
A los pocos días llegó otra workaway, Eli, una catalana (no española) “CATALANA”con la que nos divertimos montón. Ella es Asistente Social y se tomo unos seis meses de licencia para recorrer Argentina. Los días siguieron y mientras íbamos haciendo el mural y los carteles hubieron noches de pizzas, paellas catalanas, recolecta de moras para hacer cheese cake (El postre favorito de Pame y que le sale exquisito!), excusas que hacían que nos reunamos para charlar y compartir.
Inaugurando el nuevo Hotel San Luis.
Hicimos subidas al filo de la Sierra donde la familia de Vanina tiene una confitería desde la cual se ve una vista y atardeceres magníficos del valle. Ahí conocimos a Martín y Sofía, el hermano y la cuñada de Vani quienes están a cargo de la Confitería y quienes nos han recibido también como familia y nuevos amigos. En la confitería vive el Vasco, no sabemos su nombre, solo que le dicen el Vasco, tampoco se sabe mucho de su historia en España, solo que hace 14 años vive en Argentina. Él es un señor que se dedica a cuidar la confitería y recolecta piedras en el filo (cuarzo, miquelita, cuarzo rosado, etc) las trabaja un poco, las embolsa y se las vende a los turistas que suben al filo. Con él salimos a caminar una tarde por el filo y conocer pequeños rincones de aquel magnifico lugar.
Segunda subida al filo de la sierra Comechingon, nos agarro una tormenta subiendo que a las horas se fue yendo terminando con una tarde en el filo magnifica. Visitamos unas minas abandonadas de piedras de cuarzo junto a Eli, la hija de Sofia y una amiga.
Vani nos enseño mucho sobre alimentación, se generaron largas charlas sobre el tema y aprendimos montón!, Pame se colgaba mucho particularmente y todo lo aprendido lo fuimos incorporando poco a poco en nuestra dieta diaria, una de las cosas a hacer es eliminar el harina de trigo, hoy en día no podemos decir que este eliminada un 100% de nuestra dieta, pero quizás si un 70%, lo cual es por ahora bastante.
Se hacían las dos semanas que planeábamos quedarnos y le habían pedido a Lea de hacer un mural más para la abuela de Vanina y entre una cosa y otra definimos quedarnos una semanita más y hacerlo, a eso se le sumó que también Lea le dibujo un árbol genealógico a la Abuela de carátula de un álbum de fotos a estrenar, así que esa semana se iría volando con más trabajo. Hicimos una reunión, un asado, éramos como 17 personas, una mesa larga y llena de gente hermosa, nuestros amigos de la verdulería, su familia, la gente del hotel, la familia, nosotros, mucha gente en una mesa bien larga con la excusa de despedir a estos uruguayitos. Se paso de fiesta…hasta que finalmente días después anunciamos a todos que nos quedamos unos días más porque fuimos a conocer un lugar que se llama Pueblo Escondido por un día con Martín y Sofía y decidimos volver a ese lugar a quedarnos ahí una semana entera! Habíamos hablado con Carlos, el dueño del Pueblo, ese día que fuimos con los chicos, le contamos que quedamos fascinados con el pueblo y que nos gustaría pasar más días allí, conociendo todos los rincones del pueblo. Así que nuevamente contamos un poco sobre nuestro viaje y que veníamos trucando trabajo por estadía o alimentos generalmente, por lo que Carlos se le ocurrió que podíamos ayudarlo pintando dos habitaciones que él utiliza para alojar huéspedes y con eso pagar la estadía de una semana en el pueblo.
Luego de la semana en Pueblo Escondido, volvimos al hotel en Merlo y Gabriel (el hermano de los chicos de la Verdu) nos pidió que le diseñáramos el logo y le hiciéramos un cartel para su carpintería, quedamos un poco apretados de tiempos, ya que teníamos tres días más solamente en Merlo, pero asumimos el reto hasta que cuando fuimos a la Verdu, Dani y Mario nos tenían como sorpresa dos carteles más para que les hiciéramos; así que de esa manera nuestra estadía continuó estirándose poniendo como fecha tope la del 26 , o 27 de diciembre (ya veníamos corriendo como tres veces las fechas). Los chicos tanto del hotel como de la verdu se reían de nosotros porque anunciábamos que nos íbamos pero nunca lo concretábamos, Merlo realmente nos había atrapado de la mejor de las formas. Finalmente hicimos estos nuevos pedidos y nos quedamos a disfrutar de las fiestas familiares en Familia, en nuestra nueva familia que la ruta nos había regalado, muchas veces dudamos de que hacer, si seguir a Mendoza o no, pero realmente lo mejor fue sentirse en familia y una de las grandes.
Días previos a las fiestas llegaron Lewis y Jay, dos escoceses muy copados que se sumaron a todos los planes. Hicimos amigo invisible, a Pame le toco de regalo un par de aros de amatista y a lea un juego de pinceles divinos. Con los escoceses aprendimos a jugar al yatzzi, un juego similar al pocker y disfrutamos todos juntos muchas tardes de pileta, juegos de malabares que traían con ellos y tardes de lectura.
Una vez terminado los trabajos, ya no teníamos mas trabajos que hacer! Fuimos una tarde a Pasos Malos unos kilometros de Merlo a pasar una tarde con todos los voluntarios workawayers del hotel, la catalana, los escoceses y los uruguayos, a la vuelta pasamos por la verdu a saludar, y para sorpresa esa noche Gaby nos invitó a comer unas pastas casera a su casa, estabamos en épocas de fiestas por lo que había mucho movimiento y fuímos a comer a lo de Gaby (los demás workawayers y Dani y vani se bajaron de los planes) así que eramos nosotros dos representando al hotel en la cena. Gaby se mando unos tallarines caseros y un tuco excelente que dio para repetir varias veces, en la cena estaban los hermanos Zeni; Dani, Gaby y Mario, los hijos de Dani, la familia de Mario y también Andrés amigo y socio de Gaby de la carpintería. Se paso una noche muy divertida con todos ellos, hermanos y amigos muy unidos.
Al día siguiente ya eran las fiestas, el 24 de diciembre pasamos noche buena en la casa de los papás de Vani, éramos aproximadamente treinta personas, dos mesas super largas y muy divertidas. Y el 25 nos fuimos como 15 personas a Vallecitos (Vani le había prometido a Lea q si nos quedábamos el 25 íbamos a conocer Vallecitos y así fue que sucedió) fuimos todos a pasar a un valle en medio de las sierras un viernes de navidad magnifico!! Conociendo todas sus cascadas.
Los últimos días los pasamos jugando al yatzzi entre los workawayers y tomando vino hasta altas horas de la noche.
Despedirse de Merlo fue sumamente difícil, quedarse tanto tiempo en una lugar y hacer un poco de raíz hace que la partida cueste más, los afectos se profundizan todos los días un poquito más. Pero nuestro viaje continuaba, así que el domingo 27 de diciembre a la mañana decidimos partir a nuestro próximo destino, Mendoza.
