9 al 11 de Enero.
Este lugar es un mini pueblo de un par de casas ubicado en el medio de la cadena montañosa de los Andes, ya hacia rato que queríamos estar ahí, incluso pensabamos con pasar el 31 de diciembre ahí arriba, pero como siempre nuestros tiempos y fechas suelen aplazarse.
El pueblo es el penúltimo grupo de casas antes de cruzar la frontera con Chile y sus grandes atractivos suelen ser los centros de ski en invierno, el propiamente llamado Puente del Inca y el Parque Nacional Aconcagua. Nieve vimos muy poca y muy lejos, sobre todo en el Aconcagua que es el pico más alto de la cadena, con casi 7000msnm.
Salimos del camping en que estábamos en Uspallata y nos pusimos a hacer dedo a tan solo dos cuadras (que ya ahí comenzaba la ruta), en menos de 20 minutos nos levantó Javier con dos amigos más que iban también camino al Inca, Gol!, derechito al Inca, dijimos! Los chicos estaban yendo camino al Inca a festejar un cumpleaños al hostel “La Vieja Estación”, ellos venían desde Mendoza y habían quedado que esa noche se juntaba toda la barra a festejar ahí arriba (ya desde ahí nos podíamos imaginar que fiestas no faltaban en el Inca).
En la Vieja Estación estaba Bruno, quien esta a cargo del hostel y quien nos recibió con un rico mate. Bruno ya hace 4 años trabaja y vive ahí arriba, bajando cada tanto; él saca fotos junto a Fer otro de los chicos que vive 4 días arriba y 3 abajo (Mendoza). Todos muy buena onda, Javier nos presento como sus amigos uruguayos, ya estábamos integrados de repente al grupo así que ni dudamos en quedarnos esa noche en ese hostel.
Pasar una noche en el Inca era imprescindible para seguir camino. El plan era pasar esa noche y arrancar dedo al día siguiente y cruzar a Chile (que ya nos habían advertido que esos días habían horas de largas cola en la aduana).
Nos fuimos a aprovisionar al mercadito que hay ahí arriba y cenamos, al rato nos invitaron a bajar al fueguito que se estaba armando y ahí fuimos sin saber aún que íbamos a pasar tremenda noche a lo cuyano!.
Los chicos eran como 20 (creo), todos hombres y con Pame representando el sexo femenino como una más del equipo. Se hizo una ronda frente al fuego, entre vinos , charlas, cantaratas, payadas, chacareras, cuentos, paisanos que bajaban a la ronda a tomarse una y un cielo rodeado de estrellas. Una noche que seguro no nos esperamos y que fue magnifica. Al día siguiente despertarse estaba difícil, pero el sol estaba ardiendo dentro de la carpa (aunque Lea no se daba cuenta), así que de una afuera de la carpa, a tomar unos mates con nuestros amigos cuyanos y a recorrer.
El Puente del Inca es una formación natural que se realizó por un naciente de agua zulfurada en ese lugar. Un agua sumamente curativa. Hoy esta cerrado su acceso a bañarse y a caminar por arriba del mismo por peligros de derrumbe y para cuidar la formación, aunque realmente es una pena que esa agua tan curativa no se utilice o no existan permisos especiales (aún) para que quienes lo necesiten hagan de su uso, aquí pueden informarse más sobre el mismo: http://www.argentinaturismo.com.ar/lascuevas/puente-del-inca.php
Salimos a recorrer junto a Javier y Álan (luego de la mateada) rumbo al bus que quedo abandonado y que fue intervenido el año pasado por un grupo de diseñadores, artistas, y gente que vive en el pueblo. Luego continuamos con Lea camino al Aconcagua, ese día se suponía que nos íbamos, y no podíamos no ir al Aconcagua, así que metimos pata, fuimos por las vías de trenes abandonadas, pasando túneles y de repente entre dos montañas vemos un pico de nieve enorme y no podía no ser esa la famosa montaña; caminamos un poco más y así era, cartelito turístico de bienvenida. Ver el Aconcagua es algo imponente, una montaña que resalta entre las demás, aunque son todas enormes y bellas, ésta es muy grande. Ver gente de todo el mundo que pasa al lado tuyo con lo equipos y mochilas gigantes decididos a subir una de las montañas más grandes del mundo te hace sentir que estas en un lugar muy importante y ganas de ir con ellos y subir y conocer cada parte de ese monstruo, pero nos falta bastante preparación física para eso, por lo que nos quedamos con apreciarla desde abajo, ver su magnitud y su belleza.
Luego volvimos a dedo desde el Parque Nacional hasta el hostel en el Puente del Inca bastante insolados, cuestión que no nos permitió salir a hacer dedo porque Pame comenzó a hacer fiebre.
Disfrutamos esa noche de algunas charlas cuyanas y al día siguiente Lea consiguió viaje directo a Chile!! otro golazo más. Una pareja hermosa nos subió a su fiat uno, todos apretados aunque eso era lo que menos importaba, salimos rumbo al cruce tomando mate y divirtiéndonos mucho.
Los chicos eran de Bs As y estaban de vacaciones, ambos sumamente alegres y con mucha historia de ruta; han sido viajeros constantes en su vida y han pasado muchas etapas nos contaban, pero hoy aquí con sus sesenta años aproximadamente, felices, siguen recorriendo y conociendo su continente. Alegría de compartir con ellos este gran tramo, una dupla de personas super alegres y contagiosas!
Íbamos llegando al cruce, (luego de una hora y media de hacer fila) y los chicos se dan cuenta que están sin documento, se habían olvidado un mochila en el hostel del Puente del Inca, no lo podíamos creer, un bajón, aunque ellos ni se estresaron, pegaron la vuelta y nos dijeron que nosotros nos adelantemos y si no habíamos conseguido salir de ahí para cuando ellos pasaran nos levantaban otra vez. Nos daba pena despedirnos por si no los veíamos otra vez, es la ley de hacer amigos por el camino, estábamos muy divertidos los cuatro.
Cuestión que nosotros entramos a la frontera a hacer el papeleo a pie, como “los caminantes”, según los Pacos (Carabineros). Terminamos nuestro papeleo super rápido y en menos de media hora ya estábamos del otro lado de la frontera, ESTABAMOS EN CHILE!!, tanta historia nos habían dicho de la frontera que estábamos hasta un poco nerviosos para no comernos ningún garrón.
Ya del otro lado de la frontera tocaba hacer dedo otra vez, ahí tuvimos un rato largo hasta que se acerco una pareja de chilenos que iban muy cerquita hasta Portillo, pero estábamos hace tanto rato haciendo dedo en la frontera que decidimos subirnos igual, donde nos dejaron estaba muy desolado y los autos pasaban muy rápido como para parar, no la veíamos muy bien el dedo estando ahí pero a lo lejos vimos que venia un auto despacio y nuevamente, la pareja amiga!! fue un encuentro super alegre, cómo si nos conociéramos de toda la vida. Una vez más apretados arriba del Fiat uno comenzamos a bajar el super caracol del lado chileno, un paisaje hermoso! Chile nos recibía con un sol espléndido y una agradable temperatura (hasta que bajamos al nivel del mar, ahí ya hacia una sensación térmica de 30 grados mínimo!).
Ya llegando a la entrada a Santiago nos despedimos pues ellos seguían a Valparaíso.
Otra vez en a ruta, pero esta vez del lado Chileno y al nivel del mar, a hacer dedo con nuestra flameante bandera uruguaya, esa que siempre nos trae suerte.